Cuando rompamos con los dientes esa bisagra prolijamente frita, en ese momento importante y misterioso: ¿Qué encontraré adentro? Porque el arroz no es nada más que arroz y dentro de la carne sólo hay carne, pero más allá de la empanada está la sorpresa y la investigación». E. Santos Discépolo

UN SABOR VENIDO DE CHILE

Como poder trazar un origen de algo que viene de todas partes, es muy dificil dibujar una ascendencia inmediata, con tanta información que proviene de diversas fuentes.
Se dice que el origen de la empanada nace en la cuna de nuestra civilización, en el lejano oriente con la necesidad de los nómadas de buscar la forma de conservar la carne ya faenada y poder así transportarla durante su trayectoria. Fueron los árabes los que la introducirían a España desde donde llegaría a nuestro continente en tiempos de la conquista.

Aunque en algunos países vecinos ciertos cocineros proponen teorías localistas sobre el surgimiento de las empanadas, se fueron adaptando con distintas recetas a los recursos y gustos de cada nación, de tal modo que hoy encontramos versiones totalmente distintas ya instaladas en la identidad y el costumbrismo.

Mientras que en Chile en la época de la colonia ya convivía la empanada en las fondas y chinganas de los «rotos» de La Chimba, esta acepción indica, que a pesar de todo, el sabroso bolsito de masa rellena de carne, era percibido como un alimento nacional también entre el público de alto linaje y por la Iglesia.
En rigor, lo verdaderamente «chileno» en la empanada, es el pino, que viene del mapuche pirru, mezcla del relleno,  preparación de sofrito de carne picada o molida y cebolla, acompañado de aceitunas, pasas y huevo. La leyenda dice que el horno de barro es el más apropiado para que sea auténticamente chilena.
Actualmente, algunos cocineros ofrecen empanadas de espinaca, champiñones, salmón, salsas especiales, cochayuyo y mariscos en general, para quienes no comen carne.
La empanada viene siendo entre la gastronomía típica chilena una de las preparaciones más populares junto con el pastel de choclo y la humita. Los chilenos en el extranjero le otorgan un caracter patriota cuando es compartida en una fiesta o reunión de celebración, y más aún, si es bien acompañada de una copa de vino tinto y un sabroso «pebre cuchareao».

Gran cuadro colonial de la Última Cena, pintado a mediados del siglo XVII por el peruano Fray Diego de la Puente, hoy en la Sacristía de la Catedral de Santiago. Se ve lo que parecen ser empanadas en una de las bandejas.

«LA CHILENITA» EN HOUSTON

La historia de la empanada en Houston comienza, según los amigos más antiguos llegados a esta ciudad, por ahi por los años 74-75 con los aventureros gastrónomos chilenos más conocidos. El primero del que se tiene conocimiento fue el restorán Condorito del señor Cortes en el barrio Magnolia, más tarde la señora Fany Guzman en el año 1978 en la fiesta de los chilenos organizada por el grupo dirigido por el Dr. Weibel, donde debutó con 500 empanadas, ese fue el comienzo para la familia Guzman de un exitoso negocio que duró varios años que por razones de salud,  tuvo que abandonar, adjudicándose asi el negocio de las empanadas don Miguel Carvajal quien mas tarde abre su propia panadería. Mas o menos por esos años aparece el simpático restoran Don Pepe, por allá por la carretera 6 Sur, que más adelante pasa a manos de Antonio Mazú en el año1999, quien graciosamente cuenta, como llegaban los chilenos a darle recetas de como hacer la empanada, formándose controversias entre ellos de cual era la verdadera receta. También cuenta, que cuando el extranjero la probaba quedaba tan encantado con su sabor, que siempre volvía.

Luego en el año 2003 se abre El Temucano, en Synott Road, y que si bien su menú era muy variado; pastel de choclo, congrio frito, locos, cazuela, machas a la parmesana, carne mechada, el infaltable pebre con allullas, la reina, era la empanada.

A estos conocidos personajes les suceden muchos otros no menos conocidos como la señora, Teresa Olivares y su hija, Nancy Acuña, Soledad Lanza con sus famosas empanadas fritas, Claudia, Viky y muchos más que hacen gala de su destreza culinaria cada año en las Fiestas Patrias celebradas en el parque Bear Creek.
El ingrediente principal de la empanada como decimos los chilenos es la «mano». No es otra cosa, sino de arte, o a lo mejor la enjundia o el cariño..quien sabe…pero de qué es bueno, es bueno!

  • Sra. Soledad Lanza En la foto, la señora Soledad Lanza con sus famosas empanadas fritas…
  • Madre e hija Olivares …les suceden muchos otros no menos conocidos como la señora, Teresa Olivares y su hija…
  • Familia Carvajal …negocio de las empanadas don Miguel Carvajal quien mas tarde abre su propia panadería.

…El Temucano, en Synott Road, y que si bien su menú era muy variado; pastel de choclo, congrio frito, locos, cazuela, machas a la parmesana, carne mechada, el infaltable pebre con allullas, la reina, era la empanada.

LA VIRGEN DE LAS EMPANADAS

Entre tantas anécdotas que puedan existir sobre la empanada, hay una muy famosa ocurrida en Quito, Ecuador en el año 1707.
Sepan ustedes que por unas cuantas horas, existió una «Virgen de las Empanadas»
En aquellos años las empanadas de morocho por ser muy grandes se servían en papel y fue así que don Cristóbal de Cevallos  (oidor de la Audiencia de Quito) exclamó al observar el papel sobre el que había reposado su empanada.
– “¡Madre mía Santísima! ¡Virgen de los cielos!”-
– “¡Milagro! ¡Milagro!, gritaba mientras no se cansaba de mirar el papel.
Todos los comensales se precipitaron alrededor del magistrado y reconocieron en el papel la imagen de la Virgen, veladamente marcada.
Pero la autoridad eclesiástica no se hizo esperar y fue así como el Obispo Diego Ladrón de Guevara intervino. EL Comisario, en nombre del Tribunal de la Fe, obtuvo la entrega del papelito… y el Obispo, con el escándalo público que era de suponer, quemó la imagen de la virgen, privando así a los panaderos de su santa patrona.

Quizás muchas más personas que acá no fueron mencionadas,  tal vez gente mucho más antigua y me disculpo por ello, pero a la vez agradezco a aquellos que respondieron a mi llamado y fueron fuente de información muy importante.